Torá en Español
Iom Hakipurim
Recuperando el brillo
Usted lleva a lavar su auto, y a poco de salir del lavadero ya ha perdido gran parte del lustre que allí le habían dado. A los tres días, ya nadie sabe que usted lo llevó a lavar. A la semana, ya es nuevamente un auto sucio, un auto del montón.
Alguna vez usted se preguntó: ‘¿Qué sentido tiene entonces lavar el auto?’. Si en realidad la limpieza dura poco (NADA).
Sin embargo...¿Alguna vez usted intentó lavar un auto después de un año sin hacerlo? Es imposible; la suciedad ya es parte de la pintura y difícilmente pueda usted sacarle lustre.
Si bien es cierto que lavar un auto no es un gran negocio, resulta importante hacerlo ya que sólo el lavado periódico nos brinda a posibilidad de recuperar –aunque más no sea por un corto rato- el brillo original.
El año que viene, con la ayuda de Di-s, estaremos aquí nuevamente.
Nuevamente habremos pecado, y nuevamente estaremos golpeando nuestros pechos en busca de perdón.
De hecho, tal como alguna vez resaltara el filósofo Ishaiahu Leibovits, ni bien finaliza Iom HaKipurim, tomaremos el Sidur en las manos y diremos, como todas las noches al rezar Arvit: VeHu Rajum Ijaper Avon(Di-s es misericordioso, perdona nuestros pecados).
¿De qué pecados estamos hablando?
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Acabamos con el día de la expiación...¿Es que acaso tenemos algún pecado?
¿No estamos acaso limpios, al igual que un auto al salir del lavadero?
¿A quién estamos engañando?
¿A Di-s?
¿A nosotros mismos?
Posiblemente ninguna de las dos cosas sean cierta. No estamos engañando a nadie.
Somos así.
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¿Acaso alguien conoce a alguna persona que haya venido un año a la sinagoga en Iom HaKipurim y no vuelva nunca más porque nunca volvió a pecar?
Sin duda, la respuesta es no.
Iom HaKipurim difícilmente produza una revolución en nuestro interior.
Pero al menos, por un corto rato intentaremos recuperar nuestro brillo original, aun cuando en pocos días estemos nuevamente cargados de transgresiones.
Y el año que viene, a esta misma hora, cuando el sol esté ya cayendo por encima de los árboles, nuevamente elevaremos nuestra mirada al Cielo clamando por una nueva puerta, en el momento en que las puertas se cierran.
Hamtzi Lanu Mejilá BeShaat HaNeilá.
Concédenos tu perdón, en esta hora en que las puertas se cierran.