Torá en Español
Parashat Bereshit
El incorruptible
Los expertos en botánica, suelen decir que las sequoias, unos enormes árboles que pueblan el estado de California, en EEUU, constituyen la especie que vive mayor cantidad de años. Algunos ejemplares de estos árboles han alcanzado los dos mil años de edad y nos llena de sorpresa el sólo hecho de pensar que fueron sembrados en tiempos de Rabí Akiva y permanecen vivos hasta el día de hoy.
Sin embargo, para un interesante y bastante inédito midrash, la criatura más vieja del mundo no es un árbol, sino un ave llamada "Jol" o ‘Maljás’. Esta criatura está cumpliendo por estos días cinco mil setescientos y varios años años y se conserva fuerte, sana y joven junto a toda su descendencia en algún lugar del universo llamado gan eden.
Tal vez sea un bien momento para que les cuente algo acerca del ‘Maljas’. Todos conocemos la historia del fruto prohibido. Java (Eva) -tentada por la serpiente- prueba del fruto del árbol del conocimiento desobedeciendo la única orden que Di-s les había impartido.
En ese preciso momento, según el midrash, el ángel de la muerte comenzó a caminar hacia ella. La mujer, intuyendo que su muerte estaba cerca, dijo celosa: ‘¡Así que yo voy a morir y a Adam le va a ser creada otra mujer en mi lugar...! Le voy a dar de probar también a él’.
Y Adam, convencido por su mujer probó del fruto acompañándola en su destino de mortalidad (Avot deRabí Natán B 1, 10).
Pero no sólo ellos comieron del fruto. Todos los animales, y todas las aves y todas las bestias, todas dijeron que sí salvo este ave llamada ‘Maljas’. Y salió una voz del cielo que dijo: ‘Jamás conocerá el ‘Maljás’ lo que es la muerte, y vivirá él y su descendencia en el gan eden por siempre’ (Bereshit Rabá 19, 5 - Ver ‘Agadot HaIehudim, tomo I, pag. 49).
La honestidad en medio de la corrupción. La civilidad en medio de la desobediencia. El ‘Maljas’ no es aquí otra cosa que una caricatura del hombre íntegro rodeado por la depravación moral.
¿Hasta que punto puede el hombre conservar su honestidad cuando el mundo de burla de la honestidad? ¿Hasta que punto podemos ser hombres y mujeres virtuosos en una sociedad en la que tenemos la sensación que –como decía Enrique S. Discépolo- ‘a nadie le importa si naciste honrao’?
Imagino al ‘Maljas’, mirando cómo sus compañeros iban siendo expulsados en fila del gan eden quedando aislado de toda la creación, y pensando: ‘¿Me quedo con Di-s y mis principios, o acompaño a la corriente en su corrupción?’.
Pero ya es tarde...
Una espada de fuego fue colocada a la puerta del gan eden. Según la Torá fue ubicada allí para evitar que los de afuera vuelvan a entrar.
A mi humilde entender, también para evitar que el de adentro se ve tentado a salir.